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La mejor venganza 

es la de no claudicar.

Marco Aurelio

En 1990, apareció, Alguien de nosotros; siete años después, El llamado de Otoniel, y más tarde, diez años después, Poemas de amor y guerra. El siguiente texto publicado, Jóvenes, conflicto y memoria escolar, se diferencia de los demás, en cuanto incurre en el género del ensayo: se ocupa de aspectos de la educación colombiana. Los dos textos siguientes, son trabajos de investigación histórica, por una parte, y de la educación, por otra. Educación, desigualdad y violencia, se ocupan de la historia de la educación en el trasfondo de la violencia de los años cincuenta; La experiencia de los derechos, se ocupa de reflexionar sobre la necesidad de salir de la teoría de derechos para incursionar en su práctica, mediante su conocimiento y experiencia.

Alguien de nosotros 
Ediciones Antropos, Bogotá, 1990

 

Compuesto por treinta y seis relatos breves, Alguien de nosotros es una invitación al conocimiento de la vida cotidiana de cualquier pueblo colombiano de mediados de los años cincuenta.“Pero decir un pueblo de Colombia no es hablar de x ó y municipio en concreto, sino de la vida que discurre en cualquiera de los cientos de rincones “abandonados” de ese inmenso territorio nacional.

 

El autor efectúa un pormenorizado recuento de las escenas cotidianas de la vida pueblerina, considerando diferentes facetas de esa interminable historia de los hombres y mujeres anónimos, que nunca aparecen en los titulares de prensa ni en las crónicas históricas ni los recordatorios patrios y que sólo emergen, sin nombre ni edad, en los cuentos y novelas que los pintan mejor que cualquier tipo de sociología académica; su sentir, pasiones, sentimientos, aflicciones y convicciones religiosas.”

 

De este libro, en la mayoría de los relatos ―advierte el profesor de la Universidad Pedagógica Nacional, Renán Vega Cantor― una de las constantes que aparece es la muerte: “la muerte que acecha a los habitantes de los pueblos de diversas formas: como resultado de una tarde o noche de tragos y parrandas, que al final termina necesaria y casi fatalmente con la vida de alguien que huía de su propia soledad...”.

A su vez, continúa el profesor Vega Cantor, al lado de la muerte, está el miedo: “el miedo de la viuda a la soledad...

 

El miedo del prisionero en la cárcel, que le teme más a su pasado que a su presente... El miedo del cura a la condena eterna...”. Otro ingrediente más, es la soledad: ese “sentimiento de soledad, como si ésta fuera el destino trágico de los pueblos colombianos...”: “Muerte, miedo y soledad, tres características esenciales de la vida colombiana, son descritas vivamente por Efrén, empleando una prosa sencilla y concreta, alejada de los artificios literarios propios de buena parte de los escritores nacionales.”

El llamado de Otoniel

 

Ediciones Antropos, Bogotá, 1997

 

El llamado de Otoniel, el titulo del libro que corresponde a uno de sus relatos, parece ser la continuidad de uno de Alguien de nosotros, "Otoniel Rodelo"; sin embargo, aunque lo sea, mantiene una identidad propia, y como los demás, no es producto, pues, como la realidad misma, de un mero ejercicio de espontaneidad narrativa. Obedece y es el resultado de un pormenorizado esfuerzo en el que confluyen la búsqueda permanente del tema (que en nuestro caso no falta), la construcción minuciosa y detallada de la estructura y finalmente la forma.

 

Nada resulta más claro que el hecho de que todo argumento que merezca el nombre de tal, debe ser planeado desde el comienzo hasta su desenlace, antes de que nada sea sometido a la pluma, pues sólo cuando no se pierde de vista el desenlace, se puede dar al argumento la semblanza indispensable de consecuencia o causalidad, logrando que los incidentes, y en particular el tono, contribuyan en todo momento al desarrollo de la intención.

 

Esto es lo que se advierte en una lectura desprovista de ingenuidad en relatos como "El perro", "Buenas noticias", "Falsa alarma", "El llamado de Otoniel", "La carta", para no citar más. Desde su primer párrafo casi podría intuirse su fatal desenlace, pero luego nos vemos abocados a ir desenmadejando la historia al revés, tal si recorriéramos la línea oscilante de un círculo para llegar al punto de partida, pero a la inversa y con una extraña certidumbre, el final no esperado, aunque de algún modo intuido, una especie de broma pesada donde la tragedia pareciera reírse mostrándonos todos sus dientes.

 

Casos similares pueden advertirse en relatos como "Otra vez el regreso", "Un jueves por la tarde" y "Cuando escampe", donde es el chasco, mezcla de humor negro y fatalidad, el que se encarga de remitirnos al comienzo, con la sensación de que de algún modo hemos sido cómplices de la historia. Este último relato, "Cuando escampe", que en realidad es una carta con todos los ingredientes de los escribanos coloniales, provisto, además, de datos verídicos sobre la historia económica y social de nuestro país, conlleva igualmente el mismo tono de los anteriores, y su efecto, de ningún modo ajeno a la intención, no se aparta de brindar el esperado desenlace.

 

En todo caso, ningún relato corresponde a la ficción; uno de ellos, el último por citar, "En el nombre de David", sin apartarse de la intención final, difiere de los otros en su estructura y forma. En realidad se trata de un monólogo múltiple, donde la historia sigue una línea difundida a través de voces que juegan de manera irreverente con la sintaxis y las conjugaciones de verbos y de tiempos, mostrando, como en todos los relatos, un mundo nada ajeno a la realidad que nos envuelve.

Poemas de amor y guerra

Ediciones Antropos, Bogotá, 2007

Mezcla de ensayo-literatura y poesía, el presente libro es una invitación a explorar uno de esos mundos paralelos —si no inmersos en el mismo, aun con diferente nombre—, faceta desconocida, que ya se advierte en la mayoría de los escritos del autor.

 

Paradójicamente, aun con esa doble intención, no se percibe en estos versos ni un asomo de alegría, sino un afán desenfrenado por dilucidar la desazón que los indujo, que los hace posibles mediante la rigurosa búsqueda de cada palabra, cuyo fin no parece ser otro que el de dibujar, bosquejar la imagen con la que el autor quiere mostrarnos su mundo, aun cuando en ellos, con las mismas emociones, pareciera volverse una y otra vez sobre obsesiones aparentemente ya dilucidadas, como una variación constante del mismo tema...

 

Con todo, como ya en otro lugar se ha dicho, de manera acertada: “escribimos para ser lo que somos o para ser aquello que no somos. En uno u otro caso, nos buscamos a nosotros mismos. Y si tenemos la suerte de encontrarnos, descubriremos que somos un desconocido”.

Jóvenes, conflicto y memoria escolar

 

Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Bogotá, 2014

 

Jóvenes, conflicto y memoria escolar, es el nuevo libro de Efrén Mesa Montaña, en colaboración con Ricardo Castaña Támara. Este texto compila tres trabajos cuyo propósito se centra en señalar los problemas de la educación colombiana, particularmente en Bogotá; problemas de permanente presencia, incrustados en la cotidianidad de los conflictos, las soluciones y la persistente reincidencia. En el primero, “Notas para una valoración de la violencia escolar”, se realiza un balance de los esfuerzos realizados en la comprensión y búsqueda de soluciones sobre el conflicto escolar como fenómeno, y se propone que, aun el conocimiento de las expresiones de violencia escolar y de las múltiples interpretaciones realizadas por los observatorios y los estudios, mientras persistan los niveles de marginamiento cultural, político y económico, sus incidencias en la escuela continuarán siendo reveladoras.

 

El siguiente trabajo, “Exclusión, pobreza y deserción escolar”, da cuenta de uno de los problemas mayores históricamente afrontado por la escuela: el de la deserción escolar. Se señala aquí, que, aun el conocimiento de los orígenes de la deserción escolar —ausencia de práctica de valores, inclusión social, reconocimiento de los derechos humanos, entre muchos otros—, la realidad se hace evidente en la insuficiencia de esa experiencia en la escuela, en virtud de la permanente reincidencia. Esto es que, siendo la deserción escolar una constate en la historia de la educación en Colombia, sus causas siguen siendo las mismas, y que obedecen a la exclusión social de tipo estructural en la cultura colombiana, en las que se hace evidente el desplazamiento de población, la pobreza, la marginalidad, el abuso, el maltrato y la intolerancia. En esta dirección, se reconocen los esfuerzos realizados por la SED y los maestros en la búsqueda de salidas efectivas, esencialmente, a partir del conocimiento de estas dificultades y de la promoción y experiencia de los derechos humanos. La sugerencia de su práctica se advierte como camino inequívoco.

 

Finalmente, “Historia oral y memoria escolar”, realiza un balance de la vida escolar desde la oralidad. Estudiantes y maestros afloran aquí con voz propia, matizando los pormenores cotidianos mediante la anécdota que surge como reemplazo del análisis, del estudio juicioso que caracterizara a los estudiantes de los años setentas y aun incluso los años noventa. De ahí que la ironía se hace manifiesta en estas historias, donde la voz del estudiante irradia como un eco el folletín de la noticia vacía de razonamiento, el pregón del comercial que vende; la crítica, en sí, no ausente de sarcasmo, de la invasión del medio estudiantil por el mundo posmoderno.

 

Educación, desigualdad y violencia, Efr

Educación, desigualdad y violencia

 

Ediciones Antropos, Bogotá, 2018, 414 pp.

El libro, Educación, desigualdad y violencia, se enfoca, de manera general, en el panorama educativo de Colombia, yendo, de modo particular, al municipio de Puebloviejo, Boyacá, sin perder de vista el contexto político e ideológico del país en los años de la República Liberal y del regreso de los conservadores al poder, al final de los años cuarenta y hasta mediados de los cincuenta del siglo XX. Da cuenta del proceso mediante el cual, con el ataque de los conservadores y el clero a la reforma educativa liberal, en los años treinta, se configuró una cultura de intolerancia, cuyos efectos convergerían en el asesinato de Gaitán y el desencadenamiento de la Violencia.

 

La respuesta radicaría en la instauración de un sistema educativo funcional, que coadyuvaría en los objetivos del gobierno conservador de formar un ciudadano con identidad nacional cristiana, patriota, obediente de la autoridad y respetuoso del orden establecido y en esto, la legitimación de las desigualdades sociales. De este libro ha dicho el profesor, Renán Vega Cantor, de la Universidad Pedagógica Nacional:

 

"La función fundamental de un libro crítico radica en develar los mecanismos, abiertos o sutiles, de la dominación y la opresión, sin importar ni el tema, ni la dimensión temporal, ni la escala espacial del asunto que se estudie. Esto es lo que hace Efrén Mesa en el libro que ahora presentamos y cuyo tema central es el de las implicaciones de la enseñanza de la historia patria en la vida cotidiana de los colombianos…

 

Es necesario destacar tres coordenadas principales de esta obra. Primero, los vínculos estrechos entre historia patria, religión y educación cívica, como pivotes de una forma de enseñanza que reafirma el poder de la jerarquía católica y de los terratenientes en la sociedad colombiana. Segundo, los nexos entre la política nacional y lo local, a través de los discursos de los políticos conservadores y de los representantes de la Iglesia católica… Tercero, la consolidación de la intolerancia cultural, por medio de discursos incendiarios..."

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La experiencia de los derechos
De la desigualdad, la exclusión y la deserción escolar, a la práctica de derechos, para un país incluyente

 
Ediciones Antropos, Bogotá, 2020, 168 pp.

Este trabajo pretende ver cómo la ausencia de conocimiento y práctica de los derechos humanos, ha contribuido a legitimar una cultura de la exclusión, manifiesta en la pobreza de más de la mitad de la sociedad colombiana, el analfabetismo funcional y, entre muchas otras, la aparente normalidad que tal estado de cosas suscita entre los colombianos, como un asunto inapelable, pero, particularmente entre los jóvenes estudiantes, cuyas manifestaciones se encuentran en la deserción escolar y, en éstas, las múltiples causas asociadas, como el bajo rendimiento escolar, el desempleo de los padres, el trabajo que deban lidiar los estudiantes para aportar económicamente en la casa, entre otras. 

De igual manera, busca aportar soluciones, para que sean los maestros, quienes, como transformadores sociales, incidan de manera positiva en el ejercicio de la democracia de los jóvenes colombianos.

La pretensión así vista, es la de brindar las herramientas conceptuales y teóricas para que los maestros de todas las áreas del conocimiento, brinden a los estudiantes los elementos indispensables que conlleven la experiencia de los derechos y se constituyan en la puerta de entrada al ejercicio de la democracia y la práctica de la ciudadanía.

En definitiva, la praxis a la que nos referimos en la brevedad de este libro, es una praxis que busca ser vivida en solidaridad con todas las víctimas que luchan por superar el sufrimiento y la alienación a la que conduce una cultura de negación y desconocimiento de derechos.
 

Una tarde de lluvia y otros relatos

 

Una tarde de lluvia y otros relatos, Ediciones Antropos, Bogotá, 2022, 168 pp.

Siete cuentos que nos trasladan a los años cincuenta en Colombia, durante el periodo de la violencia. El desplazamiento, la connivencia entre clero y los gobiernos conservadores… el silencio y la ira de las víctimas, y que componen la brevedad de este volumen han sido escritos en diversos periodos de tiempo, así como en numerosos lugares ajenos a las historias que cuentan. Uno de ellos, incluso, data de los años ochenta del siglo pasado, como otros que aguardan cierta conmiseración para que sean alguna vez conocidos. El más reciente no tiene más de quince años, pero se identifica con los demás porque todos mantienen una línea o rasgo que los hermana: voces, palabras, recuerdos de los muchos que ya no están porque en la presencia de este mundo se han diluido en el olvido.

Sin que nadie les reclame su ausencia ―porque esos nadie igualmente se han ido―, así son esas voces que se intentan revelar y rebelar en estos siete relatos, algunos que presumen de cuentos ―con un ligero tono cortasiano―, aunque tal vez lo sean sin que haya sido esa la intención, sino aquélla de narrar lo que muchas veces, se sabe, no debe permanecer en el silencio, que se convertiría en olvido, finalmente.

Como alguna vez dijo Walter Benjamin, toda literatura no es más que experiencia, vivida o percibida por quien la escribe, y ese reflejo es precisamente el que se trasluce en las palabras que buscan contar los dolores que a veces nos atragantan sin que se puedan desahogar de otra manera.

En efecto, ya Edgar Allan Poe había recomendado escribir guiados por la razón, aun incluso en poesía, pero aquí se insinúa una evasión donde la indignación se salta toda prudencia e increpa, y son esas intranquilidades de alma, esas dolencias que fatigan como el tic tac de un reloj descompuesto en una noche de insomnio, como una aguja clavada despertando recuerdos, los que dejan a un lado las convenciones y escriben.

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